Luisa Etxenike
La publicación de su última novela, ‘Absoluta presencia’, nos sirve de coartada para charlar y conocer el universo de la escritora donostiarra.
Llega a la cita vestida rigurosamente de negro y con una flor en la mano “para hacer un homenaje al protagonista de mi novela”. Luisa Etxenike (San Sebastián, 1957) pisa con fuerza.
Texto: Estibalitz Ortega Arsuaga
LLAMA LA ATENCIÓN LA PORTADA DEL LIBRO, QUE ES UNA MEZCLA DE MAPAS DE SAN SEBASTIÁN Y DE PARÍS.
‘Absoluta presencia’ se desarrolla en estas dos ciudades. Por eso en la portada se ven los mapas de París y San Sebastián, confundidos, mezclados, unidos. Tengo mucha vinculación con Francia, su cultura y el debate público. Estudié en el Liceo Francés de San Sebastián y por lo tanto desde muy pequeña tengo el privilegio de la lengua. Eso es muy importante para acercarte a una cultura en profundidad. Nosotros vivimos además en una zona fronteriza y desde muy joven he vivido la no distinción entre estar en un lado u otro.
¿PERO SE RECONOCE COMO DONOSTIARRA?
¡Claro que soy donostiarra! Yo he nacido aquí y me he criado aquí. Viajo mucho, pero vivo aquí. Y siempre digo que cuando uno vive en la ciudad en la que ha nacido, la ciudad es, sobre todo, tiempo. Pasear por tu ciudad es pasear por toda tu vida. San Sebastián para mí es irremplazable por eso.
EN EL LIBRO, UNO DE SUS PROTAGONISTAS, HABLA MUCHO SOBRE EL MIEDO. ¿SINTIÓ MIEDO USTED AL ESCRIBIR ESTE LIBRO?
El terrorismo crea silencio, pero crea miedo, por eso se llama terrorismo. En las historias que se cruzan en ‘Absoluta presencia’ hay miedos justificados. En otros casos, como el de Luc es casi una errónea interpretación de la realidad. Hay historias cruzadas sobre miedo, pero insisto, también sobre la valentía.
¿HA HABIDO UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA LITERATURA VASCA EN CASTELLANO TRAS LA NOVELA ‘PATRIA’?
Hay que agradecer a la novela de Fernando Aramburu el gran interés que ha provocado por lo que pasó en el País Vasco. Ha creado, parafraseando el título de mi novela, una especie de absoluta presencia del tema en la curiosidad lectora de este país. Patria lo que ha hecho es despertar una enorme atención, pero no ha cambiado la experiencia de escritura, porque todos los libros contemporáneos a la publicación de ‘Patria’, como los de Edurne Portela y de Aixa De la Cruz, se estaban escribiendo prácticamente a la vez. No sé si influyó tanto el hecho de la publicación de ‘Patria’ o que ETA había dejado de matar.
¿CÓMO RECIBIÓ LA NOTICIA DEL FIN DE ETA?
No ha sido una noticia que haya cautivado mi atención. Para mí ETA ya estaba ausente desde el momento en que dijo que iba a dejar de matar. Para mí la noticia no es tanto el fin de ETA, sino el estudio que se publicó en el 20 aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco que decía que el 50% de los universitarios vascos no sabía quién era Miguel Ángel Blanco. No podemos dejar que las generaciones siguientes no sepan lo que ha pasado. Esta novela mía tiene que ver con la transmisión de la memoria.