Marta Etura
Siempre he tenido los pies en la tierra
Aunque la suya ha sido una trayectoria cocida a fuego lento, últimamente parece haber entrado en ebullición. Además de la serie La sonata del silencio, el año pasado protagonizó El hombre de las mil caras y el espectáculo de danza y teatro Return, que pasó por el principal. Ahora encabeza el reparto de una de las películas de la temporada, El guardián invisible. La actriz donostiarra habla del significado del éxito, su paso por el liceo francés y lo mucho que aprende de sus personajes.
Hasta hace poco lo tuyo parecía una carrera de fondo. ¿El éxito era esto? ¿Triunfar en televisión y cine al mismo tiempo?
Para mí tener éxito significa poder trabajar, que es una manera de crecer como persona, y es algo que nunca me ha faltado. Me siento muy afortunada. A lo largo de mi carrera he tenido la suerte de haber participado en muchas películas de las que me siento orgullosa. Este es mi concepto de éxito.
¿Cómo se hace para vivir con los pies en la tierra? ¿Tirando de la familia y de tus amigos de toda la vida?
Me fui a Madrid muy jovencita y sigo conservando los amigos que hice al principio. Además, nunca me he ido de San Sebastián, primero porque soy de aquí y vengo siempre que puedo. Así que es tu gente la que te amarra mucho a la tierra. De todas formas, creo que nunca he dejado de tener los pies en la tierra. Desde fuera se ve todo muy glamouroso, la alfombra roja… Pero el trabajo del actor es muy laborioso y concienzudo. Detrás de una peli hay muchos meses de trabajo.
¿El cine es entretenimiento o es algo más?
Los actores no somos médicos ni héroes, no nos dedicamos a salvar vidas, y sin embargo pienso que mi trabajo no es solo entretenimiento. El cine, el teatro o la danza son ventanas a través de las cuales contamos historias. Descubres otros tipos de vida, puntos de vista diferentes, aprendes sobre otras culturas, absorbes nuevas realidades…
¿Y qué es lo que has aprendido de tus personajes?
Siempre aprendo mucho de mis personajes y de sus historias. Cada una de ellas tiene su enseñanza y te permite descubrir una vivencia distinta. El hombre de las mil caras, por ejemplo, te recuerda, de alguna manera, cuál ha sido la historia reciente de este país. 13 rosas se puede estudiar en una clase de historia, pero siempre será mucho más racional que si te pones en la piel de aquellas mujeres y sientes el miedo, el dolor y el sufrimiento por el que pasaron de una manera más profunda. Para estudiar mi personaje de AzulOscuroCasiNegro fui a la cárcel y me entrevisté con presas que habían sido engañadas por traficantes de droga.
Tu abuelo jugaba en La Real, tu madre es decoradora y tu padre ha estado relacionado con el mundo de la náutica. ¿Tienes algo de todos ellos?
(Ríe) Yo soy de La Real, evidentemente, y le tengo un afecto especial. Cuando era niña andaba mucho en barco y supongo que el hecho de haber nacido en una casa bien decorada hace que tu sensibilidad estética esté más desarrollada. Tu infancia te marca, aunque yo me dedico a algo distinto que no tiene nada que ver con todo eso.
¿Es verdad que de pequeña te disfrazabas con la ropa de tu madre y decías que querías ser actriz?
Sí, es verdad. Me encantaba vestirme con los tacones de mi madre, jugar a que la biblioteca era un castillo y a inventar mundos de fantasía. Jugaba muchísimo y desde que tengo uso de razón quería ser actriz. La forma que encontré de seguir jugando a ser otra persona durante el resto de mi vida era dedicarme a la interpretación. Y eso es lo que he hecho.
Estudiaste en el Liceo Francés antes de que se cerrará en 1998. ¿te pilló en el paseo de Francia o en Ategorrieta? ¿Qué recuerdos tienes de aquellos años?
En el de Paseo de Francia. Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia y disfruté muchísimo. El edificio me parecía una pasada, pero recuerdo especialmente un salón de actos espectacular. Al ser un colegio francés hacíamos muchas obras de teatro de Molière y creo que mi deseo de ser actriz viene de ahí.
En el libro 'Partir' de Lucía Baskaran se cuenta la historia de una joven que se muda a Madrid para ser actriz… y fracasa. ¿Alguna vez pensaste en arrojar la toalla?
Cuando estaba en COU y tenía que decidir qué hacer con mi vida lo tenía clarísimo. Mi deseo en ese momento era tan grande que no era consciente de las dificultades que se me venían encima. De eso me he dado cuenta después. Esta es una profesión vocacional que tienes que desear con todas tus fuerzas. Te van a decir que no muchas veces. Vas a hacer millones de castings. La sombra del fracaso planeará, pero en mi caso mi deseo siempre ha estado por encima del miedo al fracaso.
¿Por qué te especializaste en montaje si querías ser actriz?
Mi padre me empujó a que tuviera un título para tener una alternativa. Por la mañana estudiaba una diplomatura que me permitía tener mucho tiempo libre y luego, por la tarde, iba a las clases de Cristina Rota. El fin de semana era el turno de la parte práctica. Hacíamos 'La Katarsis del tomatazo'.
El goya a mejor actriz de reparto por celda 211 es uno de tus hitos profesionales. ¿Cómo lo viviste?
Yo llevaba 10 años trabajando. El Goya es un premio que te hace muchísima ilusión, el más importante de este país, pero no deja de ser un premio. Realmente, el trabajo no tiene nada que ver con los premios, es el día a día, la constancia... Si quieres que te llamen, lo tienes que hacer muy bien. El trabajo es el que llama al trabajo.