Los otros héroes
La crisis del Covid los convirtió en protagonistas involuntarios del confinamiento. Baserritarras, pescaderas, carniceros, limpiadores... Todos han estado a pie del cañón dando lo mejor de sí mismos en una situación de excepcionalidad absoluta. Algunos de ellos nos cuentan cómo han vivido esta experiencia y qué sacan de positivo.
Tomas Imaz, del caserío Ameri-Goikoa de Zubieta, es un hombre apegado a la tierra y al caserío. Hace años decidió cambiar de vida y vivir de la huerta, que trabaja
con devoción y de la que salen verduras y hortalizas que lucen como joyas en su puesto de San Martín. Reconoce que las primeras semanas del confinamiento
fueron dificilísimas “porque la gente se fue a hacer la compra a las grandes superficies y dejó de venir al mercado”. Alaba la rapidez con la que San Martín puso en
marcha el servicio a domicilio y su buen funcionamiento, gracias al cual las ventas mejoraron considerablemente. “El confinamiento ha servido para trabajar
valores como la importancia de la familia y de practicar durante todo el año una alimentación sana, equilibrada, basada en productos de proximidad y sostenibles.
Alimentarse bien es la mejor manera de tener un sistema inmunitario fuerte. Hemos visto que la gente, al tener más tiempo libre, ha cocinado más y nosotros
hemos vendido más verduras”, explica. “Como baserritarra he salido fortalecido de esta crisis, en la que ha quedado en evidencia lo importante que es el sector
agrario en su conjunto. Espero que la ciudadanía haya recibido el mensaje de lo importante que es cuidar la tierra”.
Rosa Mari pensó en un principio que el coronavirus “era un mensaje que nos mandaba la madre tierra para que fuéramos mejores, pero tres meses más tarde te digo que me he llevado una gran decepción con el egoísmo de muchas personas”. No obstante la pescadera más dicharachera de San Martín se queda con lo bueno y afirma con orgullo que es “multimillonaria a nivel emocional”. “Mi hijo, que vive en Barcelona, ha pasado el confinamiento con nosotros y he podido ejercer de amatxo. Hemos hablado mucho, hemos cocinado un montón... Agradezco enormemente la familia que tengo”.
En el mercado las cosas parecen que vuelven a la normalidad. “Muchas clientas quieren abrazarnos y abrazarse entre ellas, pero les riño, porque les tengo mucho cariño y no quiero que les pase nada. Es fundamental no confiarse y mantener las distancias de seguridad”.
En Muñoa Alimentación cuentan que una de las peores cosas que han llevado ha sido el distanciamiento social y familiar. “Al estar en primera línea de posible contagio, hemos sido muy estrictos para evitar contagios”. Como valoración positiva destacan la labor de su equipo que “una vez más” ha respondido cuando se le ha necesitado. Y el incremento de las ventas online. “Estamos muy contentos por el feedback positivo recibido por los clientes, nos anima a seguir trabajando y a saber que estamos haciendo bien las cosas”. ¿El futuro? “Va a ser distinto, las tendencias de consumo van a cambiar y nos tendremos que seguir adaptando a lo que venga. Es importante que todos los sectores se pongan en marcha, siempre con seguridad, porque al final todo es una rueda. Y está claro que tendremos que seguir alerta al avance de la enfermedad, pero sin perder nuestro día a día”.