Por qué el Jazz también es cosa de mujeres
Los próximos 22 y 23 de julio San Martin Merkatua vibrará a ritmo de jazz de la mano de una generación de mujeres que se dedican profesionalmente a la música y que están consiguiendo derribar muros en un mundo tradicionalmente masculinizado como es el jazz.
MAR ANDINO, saxofonista
“EL FUTURO DEL JAZZ ES ESPERANZADOR PORQUE CADA VEZ SOMOS MÁS MUJERES”
Dedicada a la música desde pequeña, actualmente estudia Saxo Jazz en Musikene. La podremos ver y escuchar el sábado 23 de julio junto con la guitarrista Eva Alcaide.
¿Las mujeres son minoría también en el mundo de jazz? ¿Por qué?
Por lo que a mi entorno respecta, al menos, sí. Es difícil que una niña quiera ser músico de jazz si no tiene referentes con los que sentirse identificada, así que como hay pocas mujeres que hacen jazz, pocas se sienten inspiradas para intentarlo. Es un poco la pescadilla que se muerde la cola, aunque el futuro es esperanzador porque cada vez somos más.
¿El mundo de la música se sigue rigiendo bajo parámetros patriarcales?
Como todo lo que tiene que ver con los cambios socioculturales, aunque parezca que en diez años se dan pasos enormes, se necesita mucho más tiempo. A veces me da la sensación de que pensamos que hemos avanzado más de lo que realmente es.
¿Hay alguna manera de revertir la situación?
Maneras habrá muchas. En mi opinión es importante fomentar en las nuevas generaciones de mujeres el interés por la música jazz y crear un espacio en el que se sientan cómodas.
¿Qué mujeres destacarías dentro de la historia del jazz?
Antiguamente era incluso más raro ver a mujeres instrumentistas, así que la mayoría de la época que más me han marcado son vocalistas, como pueden ser Ella Fitzgerald o Billie Holiday, por mentar a alguna. Más modernas, me encantan Melissa Aldana y Elena Pinderhughes.
EVA ALCAIDE, guitarrista
“EN UN MUNDO DE HOMBRES, COMO EL DE LA MÚSICA, UNA TIENE QUE APRENDER A MOVERSE”
¿Qué tipo de actuación estáis preparando Mar y tú?
Un dúo de guitarra y saxo compuesto mayormente por standards. La intención es hacer un jazz agradable que aporte a la experiencia de las personas que decidan pasarse por San Martin Merkatua durante esa mañana.
¿Ser mujer, en tu caso, es una barrera para dedicarse profesionalmente a la música?
Creo que esa barrera tiene que ver con el género, pero también mucho con la personalidad de cada una. La música es un mundo en el que conocer gente es lo más importante para poder trabajar y, al estar dominado mayormente por hombres, tienes que saber moverte en este tipo de círculos.
¿A qué tipo de obstáculos has tenido que enfrentarte?
Hay obstáculos que son comunes a otras profesiones (aunque se acentúan en el jazz al haber un porcentaje tan alto de hombres), como el tener que lidiar con comentarios misóginos de compañeros y superiores, en algunas ocasiones incluso con incidentes graves de acoso y, en general, el asumir el papel que la sociedad sutilmente nos atribuye, que es el de cuidar a los demás antes que a nosotras mismas.
¿Por qué las mujeres son minoría también en el mundo de jazz?
En el mundo del jazz instrumental somos sin duda una minoría. Yo era la única mujer instrumentista de mi curso, como era el caso de otras compañeras, y fui la primera mujer (y única, de momento) en titularme en Interpretación de Guitarra de Jazz en Musikene, un centro que lleva dos décadas ofreciendo las especialidades de jazz. Creo que la razón puede tener que ver con que en el jazz se le da importancia a cualidades históricamente relacionadas con el género masculino.
MAITE ARREGI DIAZ, pianista
“MUCHAS VECES, ENTRE HOMBRES, NO ME SIENTO UNA IGUAL”
¿Ser mujer cierra puertas en el mundo del jazz?
Yo no he sufrido ningún desprecio directo por parte de compañeros músicos. Lo que sí es cierto es que, por el simple hecho de no ser hombre, en muchas situaciones no me siento una igual. Aunque no me agrade, entiendo que se me vea diferente; de hecho, cuando entro a un club de jazz y veo a una instrumentista también me viene un primer pensamiento de extrañez. Simplemente espero que poco a poco desaparezca esta separación de jazzistas y mujeres jazzistas, y que todos formemos parte de un mismo colectivo.
¿Hay alguna manera de revertir la situación? Pienso que cada uno debe reflexionar y cuestionarse de qué manera puede ayudar a mejorar la situación. Yo procuro mostrarme como profesional, trabajando para crear música de la mayor calidad posible y ser infalible en mi trabajo. Espero que de esta manera cualquiera que me cuestione o me obstaculice por el simple hecho de ser mujer no tenga otra opción que darse cuenta de que soy una profesional más.
¿Por qué te gusta el jazz? Porque es una música en la que no se juzga y los fallos y las imperfecciones son bienvenidas. A través de la improvisación he desarrollado seguridad en mí misma, a pesar de que al principio me costara exponerme de esa manera. Y es que, al fin y al cabo, pienso que improvisar es algo que tiene mucho que ver con la intimidad. El hecho de poder hacerlo sintiéndome libre y disfrutando me parece un logro muy importante, también en lo personal.